La Radiología Intervencionista y drenaje de abscesos

Un absceso es en una acumulación infectada de fluidos dentro del cuerpo. En general, las personas que tienen un absceso padecen fiebre, escalofríos y dolor en un lugar cercano a la zona involucrada. Si el paciente tiene estos síntomas, no es inusual que se lo someta a un estudio de imágenes,por lo general una tomografía computado o un ultrasonido, con el fin de ayudar a identificar y hacer un diagnóstico correcto del absceso. Una vez que se diagnostica el absceso, el médico y el radiólogo intervencionista trabajarán en conjunto para establecer una terapia adecuada. Siempre que se determine que no es riesgoso, se puede utilizar el drenaje percutáneo de absceso, que permite realizar una terapia mínimamente invasiva para tratar el absceso.

En el drenaje percuáteneo de absceso, el radiólogo intervencionista utiliza la guía por imágenes que pueden ser tomografía computada, ultrasonido o fluoroscopia para colocar una aguja delgada dentro del absceso para obtener una muestra del líquido infectado de una zona del cuerpo como el tórax, abdomen o pelvis. Luego, se deja colocado un catéter de drenaje para que drene el líquido del absceso. Podría llevar varios días para poder remover todo el líquido. En forma ocasional, los abscesos que no pueden tratarse por medio del drenaje percutáneo podrían requerir de un drenaje quirúrgico en la sala de operaciones.

De acuerdo a la Sociedad de Radiología Intervencionista, el drenaje percutáneo de absceso en general se emplea para extraer el líquido infectado del cuerpo, más comúnmente ubicado en el abdomen y la pelvis. El absceso podría ser consequencia de una cirugía reciente o un efecto secundario de una infección como la apendicitis o la diverticulitis. En menor medida, el drenaje percutáneo de absceso puede practicarse en el tórax o en otras partes del cuerpo.

Los pacientes a los que se les practica el drenaje percutáneo de absceso se los coloca en dos categorías generales:

Los hospitalizados, que frecuentemente se recuperan de una cirugía.

Los no hospitalizados y tienen los síntomas detallados anteriormente. En estos casos, posiblemente deba internarse en el hospital en el día en que se le practique el procedimiento.

El paciente debe de informar sobre todos los medicamentos que esté ingiriendo. Lista de  las alergias, en especial a los anestésicos locales, anestesia general o a los medios de contraste. Su médico le podría indicar que deje de tomar aspirinas, medicamentos antiinflamatorios no esteroides  o anticoagulantes.

Las mujeres siempre deben informar a su médico y al radiólogo intervencionista si existe la posibilidad de embarazo. Muchos exámenes por imágenes no se realizan durante el embarazo ya que la radiación puede ser peligrosa para el bebé. En caso de que sea necesario el examen de rayos X, se tomarán precauciones para minimizar la exposición del bebé a la radiación. 

Con la excepción de los medicamentos, su médico le podría indicar que no beba ni ingiera nada por varias horas antes del procedimiento.

El catéter es un tubo de plástico largo, delgado, considerablemente más pequeño que la punta de un lápiz, o aproximadamente un diámetro de 2 a 3 milímetros.

El drenaje percutáneo de absceso en general se realiza con la orientación por medio de imágenes de tomografía computada, ultrasonido o imágenes fluoroscópicas de rayos X, mencionando a continuación las características de cada uno de estas herramientas diagnósticas:

Tomografía Computada

El tomógrafo es una máquina de gran tamaño, con forma de anillo con un túnel corto en el centro. Uno se acuesta en una angosta mesa de examen que se desliza dentro y fuera de este corto túnel. El tubo de rayos X y los detectores electrónicos se encuentran colocados en forma opuesta sobre un aro, llamado gantry, que rota alrededor del paciente. La computadora que procesa la información de las imágenes se encuentra ubicada en una sala de control aparte. Allí es adonde el radiólogo intervencionista opera el dispositivo de exploración y monitorea su examen en contacto visual directo

Ultrasonido

Los exploradores de ultrasonido están compuestos por una computadora y un monitor unidos a un transductor, que es un dispositivo pequeño que parece un micrófono. Algunos exámenes podrían utilizar diferentes tipos de transductores, con capacidades diferentes durante un mismo examen. El transductor envía ondas sonoras de alta frecuencia inaudibles hacia adentro del cuerpo y luego capta los ecos de retorno. Los principios se asemejan al sonar utilizado por barcos y submarinos.

El radiólogo intervencionista aplica una pequeña cantidad de gel en el área bajo examinación y coloca allí el transductor. El gel permite que las ondas sonoras viajen de ida y vuelta entre el transductor y el área bajo examinación. La imagen por ultrasonido se puede ver inmediatamente en un monitor que se parece al monitor de una computadora. La computadora crea la imagen en base al volumen, el tono  y el tiempo que le lleva a la señal de ultrasonido volver hacia el transductor. También toma en cuenta a través de qué tipo de estructura del cuerpo y/o tejido el sonido está viajando.

Rayos X

El equipo generalmente utilizado para este examen consiste en una mesa radiográfica, uno o dos tubos de rayos X y un monitor similar a un televisor ubicado en la sala de exámenes o en un cuarto cercano. La fluoroscopia, que convierte los rayos X en imágenes de video, se utiliza para o guiar y monitorear el progreso del procedimiento. El video es producido por la máquina de rayos X y por un detector que está suspendido sobre la mesa en la que yace el paciente.

En la siguiente comunicación, como se lleva a cabo, así como beneficios y riesgos del procedimiento, el cual es rutinario para todo Radiólogo Intervencionista.